02 marzo, 2007

Militancia Popular y Partidos Políticos


Mucho se habla en estos días sobre la reestructuración del mapa político nacional a partir de la conformación de una fuerza de “centro izquierda” y otra de “centro derecha”. Aunque jamás osaría pretender definir hoy esas categorías ideológicas - aunque podemos ayudarlo a que Ud. lo intente - es ineludible para los militantes al menos reflexionar sobre el destino de estos espacios –partidos políticos- que albergan nuestra acción porque en ello también se juega parte de nuestro destino.
PARTIDOS POLÍTICOS Y SOCIEDAD
Nuestra Democracia recuperada lleva casi un cuarto de siglo, muy poco en la historia de un pueblo, pero todo un récord en la vida institucional Argentina.
El marco jurídico que regula nuestro funcionamiento democrático establece que sólo las organizaciones certificadas (por la Justicia Electoral) como partidos o frentes integrados por partidos políticos pueden competir en las elecciones. Esto excluye al conjunto de las organizaciones sociales, religiosas y deportivas de las competencias electorales. Por lo tanto si Ud. desea gobernar o legislar deberá involucrarse en algún partido político. De eso –por ahora- no podemos escapar.
Luego, cada partido se da la organización interna que mejor le parece según su ideario formalizado mediante su carta orgánica. Son entes independientes regulados por el Estado; pueden transformarse, fusionarse, unirse, dividirse y cerrar sus puertas como les parezca, pero siempre en el marco establecido por la Ley y la Justicia Electoral.
Es importante observar en este caso a los partidos políticos como sistemas vivos para ver más allá de una lista electoral, un padrón, un escudo o una marcha. Los partidos políticos son una densa y profunda red de relaciones humanas, políticas, económicas y jurídicas distribuidas en todo el territorio Nacional. Su matriz nació con la Nación y su tamaño y complejidad dependen tanto de sus resultados electorales como de sus años de existencia.
Los Partidos Políticos son un producto de la Sociedad, formado y constituido por su misma materia. Son el espacio donde los ciudadanos se agrupan según sus valores y creencias procurando proyectarlas hacia el conjunto. Y también son el espacio sobre el cual la Sociedad proyecta sus valores y creencias. Finalmente Sociedad y Partidos Políticos forman parte de lo mismo generándose y dándose forma mutua y simultáneamente.
Dirigentes nobles, solidarios y valientes (como seguramente merecemos ;-) surgirán de una Sociedad que valore esas virtudes, que las cultive a través de la Educación; pero en la medida en que entronizamos la apariencia, el individualismo, el materialismo extremo y la frivolidad produciremos “cuadros” compatibles con esos disvalores; políticos especuladores, desleales, deshonestos pero eso sí: PROFUNDAMENTE PRAGMÁTICOS Y RACIONALES
Para entender la actualidad de los Partidos debemos contar con una perspectiva histórica; la historia de los partidos o movimientos es también la historia de sus cuadros militantes.
ALGO HABRA HECHO, NO TE METAS: YO ARGENTINO
La crisis dirigencial argentina es un efecto derivado del terrorismo de estado. Como confirmando que el objeto final del genocidio no fueron sólo los militantes que ya no están sino también los que quedamos vivos. El testimonio de los sobrevivientes estremecen y le quitan las ganas de luchar a cualquiera; lo cual derivó en que con el retorno de la democracia los espacios políticos institucionales fueran ocupados fácilmente por figuras “moderadas en extremo”; más proclives a decretar el fin de las ideologías que a denunciar las contradicciones del sistema. Y así se fueron cerrando y alejándose de la gente.
Por supuesto que en este proceso también hubieron lúcidas resistencias en la política, el sindicato y la organización social. Pero siempre en soledad, porque la dictadura dejó muy firme los mecanismos de negación que instauró con la represión. El compromiso y la participación son peligrosos, mejor no te metas; son fantasmas que resuenan todavía en muchas mentes.
La desaparición y muerte de tantos compañeros no sólo enlutó a miles de familias argentinas, sino que también diezmó a la dirigencia popular del futuro ...y así fue que los peores pronósticos se hicieron realidad.
El año 2000 no nos encontró unidos, sino dominados. Y no podía ser de otra manera; la dictadura preparó el terreno para lo que vino después. Cuando cayeron sobre nuestros recursos energéticos ya no había dirigente capaz de evitar su entrega, tampoco tuvimos militantes que preservasen la Nación del vaciamiento del que fue objeto ni organización política que protegiese al pueblo argentino de una pauperización nunca vista, ni que hablar de la degradación de las instituciones y el concepto que la gente tiene hoy de los políticos.
Por eso es que hoy esos partidos sean cáscaras huecas, capaces de sonar al ritmo del neoliberalismo en los 90 o del Proyecto Nacional en el siglo XXI no debe sorprendernos; son las cicatrices que dejó la dictadura.
MAPAS POLITICOS
Desde 1983 el mapa político - partidario nacional se caracterizó por una marcada prevalencia del Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, quedando en los extremos fuerzas minoritarias de derecha e izquierda y/o de carácter local. La pregunta ahora es ¿Tiene vigencia aún ese mapa político después de la crisis del 2001?. En su respuesta podemos encontrar guías que nos ayuden a profundizar y mejorar nuestra acción militante.
Si buscamos un vector ideológico para organizar el escenario político está claro que ninguna de las fuerzas más importantes del siglo xx representan una ideología que le permita diferenciarse claramente la una de la otra. Por el contrario, se han afianzado como meros proveedores de logística electoral "meta ideológicos" donde todas y cualquiera de las opciones tienen cabida.
Si surgen dudas al respecto es para establecer si es factible y necesario utilizar la ideología como principio de orden o si podemos hacerlo a partir de otros valores.
La identidad ideológica es una de las expresiones políticas más elevadas, ya que implican un proyecto social integral, a diferencia de una propuesta o plataforma electoral que aborda acciones acotadas a una gestión de gobierno. El vector ideológico es un don propio de las sociedades más avanzadas, donde hay cultura y tradición intelectual. Las ideologías más importantes del mundo tienen su origen en Europa.
América Latina se debe una cosmovisión propia; su construcción es un gran desafío al cual todos estamos invitados. La construcción ideológica de un Movimiento Nacional y Popular requiere un esfuerzo colectivo muy grande con muchos cuadros capaces de difundir y mantener una orientación coherente.
En el caso argentino la acción política siempre apuntó a otra cosa. Se organizó en función de intereses sectoriales o de clase. Desde la Revolución de Mayo, donde los criollos emergen a la política como un sector hasta entonces oprimido por el poder español, pasando por la Revolución de 1890, cuando entraba en escena la nueva población urbana nutrida por la inmigración. Fueron cambios políticos motorizados por demandas sociales y no por visiones ideológicas; aunque luego surgieran teorías explicativas a esas demandas.
En 1945 fue igual, la novedad nacional fue la organización política de millones de trabajadores que ponían la sangre del crecimiento industrial mientras poblaban la periferia de los grandes conglomerados urbanos. Venían de la vida rural y eran salvajemente explotados por la oligarquía, así buscaron un líder que los contuviera y administrase el poder que la democracia les confería por la legitimidad de los números. Después vino la Doctrina Nacional.
Hasta los actuales “piqueteros” expresan el drama de la marginación y la pobreza producto de las recetas neoliberales. El desempleo y la necesidad de recibir ayuda del Estado para sobrevivir. Un grito desesperado, pero ningún proyecto detrás. Hoy tienen todas las posibilidades de dotar de contenido su acción y protagonizar una gran avanzada.
Y aquellos espacios políticos de firme carácter ideológico han sido esquivos al caudal electoral a lo largo de la historia, justamente por representar básicamente la acción intelectual de proyectar su ideología al público. Y nada más.
Por eso, la ideología marca el rumbo y se tiñe también de intereses. Hoy es una preocupación casi exclusiva de la dirigencia y de los círculos intelectuales y de poder. El ciudadano común es ajeno a este debate y se maneja políticamente según la inmediatez de la situación económica. Otra cicatriz de la historia.
BUSCANDO LO NUEVO ENTRE LO VIEJO.
Siempre tenemos el derecho de intentar, y mucho más cuando no nos queda otra. Intentar devolverle a la política su legitimidad frente a la gente para que deje de ser percibida como un mal necesario y recupere su papel como herramienta para la felicidad del Pueblo. Esa es la intención y el compromiso que percibo en el gobierno del Presidente Kirchner (más allá de las candidaturas) en la instancia política de este año.
Y esta acción se expresa en la apertura de nuevos espacios que buscan enamorar al pueblo argentino con un proyecto de Nación. Y las obras se hacen con los que están; por eso el Presidente busca armar lo nuevo con dirigentes del Partido Justicialista y de la ex alianza Unión Cívica Radical - Frepaso.
La idea difundida a través de los medios es la integración al Peronismo de dirigentes radicales que gobiernan Mendoza y otras provincias más chicas del país como algo nuevo y superador de sus movimientos de originarios. Un hermoso anhelo que cuenta con varios antecedentes en distintos momentos y diversos resultados a través de la historia:
* Juan D. Perón (Laborista) – H. Quijano (UCR) arrancaron ganando las elecciones de Febrero del 46. Protagonizaron un gobierno revolucionario y cargado de bendiciones para el Pueblo.
* Arturo Jauretche, de origen radical fue un gran compañero. Dejó como legado su inquebrantable amor a la Patria más allá de partidismos
* En 1958 un acuerdo entre Juan D. Perón (PJ) y Rogelio Frigerio de la Unión Cívica Radical Intransigente le permitió a Arturo Frondizi (UCRI) acceder a la Presidencia de la Nación. Luego el acuerdo se complicó y a Frondizi lo derrocaron.
* En 1973 Juan D. Perón (PJ) buscó un acuerdo con la UCR liderada por Ricardo Balbín. El tema no anduvo.
* En 1993 Raúl Alfonsín (UCR) le facilita la reelección a Carlos Menem (PJ) a través del Pacto de Olivos. A cambio la UCR amplió su bancada en el Senado.
* En 1999 una Alianza Electoral entre Justicialistas escindidos y nucleados en el Frepaso y la UCR le permiten a Fernando De la Rúa acceder a la presidencia de la Nación. No llegaron al final de su gestión.
* En Diciembre de 2001 el agonizante gobierno de la Alianza UCR – FREPASO (ex PJ) a través de Fernando De la Rúa invita al PJ a participar del gobierno. La idea no prosperó y De la Rúa cayó.

Caso Cavallo: Nota aparte merece el caso del hombre que fue más lejos en la afanosa tarea de Concertación entre miembros del Partido Justicialista y Radicales y que expresa como ninguno la comunión ideológica de los dirigentes políticos argentinos de fin de siglo y la dictadura militar.
Domingo Cavallo fue Presidente del Banco Central con Martínez de Hoz (1976-1981) y desde allí impulsó la estatización de los pasivos privados externos que multiplicaron la deuda externa y la dependencia. En Democracia fue Diputado Nacional por el Justicialismo de Córdoba y canciller de Menem como paso previo al Ministerio de Economía desde donde impulsó el programa de gobierno más regresivo, monetarista y excluyente aplicado jamás en ningún país del Mundo.
Desde esa posición fundó su propio partido político para competir en las presidenciales de 1999 y fue aliado del Partido Justicialista en algunos distritos. Pero el broche de oro estaba por venir.
Fue tan grande el capital político acumulado a partir de la fantasía de estabilidad que instaló la paridad cambiaria que la oposición asumió su cuidado como misión propia y cuando les tocó gobernar profundizaron ese modelo. Aunque el resultado no fue el mismo.
Impulsado por la pata Frepasista de la Alianza volvió al Ministerio de Economía, pero esta vez al servicio de un radical, el único sector que le faltaba. Coronó su obra con el famoso blindaje que incrementó la deuda externa sin evitar el colapso de su Convertibilidad.
* En la actualidad ha cobrado notoriedad el caso de Roberto Lavagna que –según él- es de origen Justicialista, pero también fue funcionario en la época de Alfonsín. Luego de su paso por el Ministerio de Economía en las gestiones de Eduardo Duhalde (PJ) y Néstor Kirchner (PJ-FPV) se presenta como opositor a este último en franca alianza con la Unión Cívica Radical. Lavagna sería el candidato a Presidente de la UCR ya que carecen de uno propio.
LA GRANDEZA Y PEQUEÑEZ DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.
Podríamos escribir un tedioso libro sobre las veces que se intentó mostrar como novedoso una máscara de aquello que nos hastía. Para no ser engañados en estos días podemos tomar en cuenta los siguientes conceptos:
  • No aceptar que la causa de la crisis nacional han sido las identidades políticas como tales. Somos millones los militantes que le damos vida a los partidos políticos mientras que los dirigentes responsables del vaciamiento nacional no son más de 2000 –también de todos los partidos-.
  • Cambiar de Partido no tiene nada de malo, lo objetable es dañar o agraviar al grupo al cual se perteneció y mucho peor si se ostentan cargos gracias a él.
  • Entre quienes afirman -en sus actos- que las identidades partidarias están perimidas a favor de reemplazarlos por nuevos sellos de laboratorio hay muchos compañeros honestos, pero también están los que pretenden licuar su responsabilidad en el conjunto de la militancia. Absolutamente injusto e inaceptable.
  • Los partidos políticos no son más grandes ni más chicos por la cantidad de dinero, votos o afiliados que cuenta, sino por la calidad y compromiso de sus cuadros.
  • Es posible cambiar la política y acercarla a la población sin dividir ni eliminar las estructuras partidarias existentes. Pero esto ya no depende de sus dirigentes sino de la voluntad de sus militantes.
  • Los Partidos Políticos por los que tanto apego sentimos deberán transformarse, abrirse y engrandecerse para no perder definitivamente su representatividad. Incorporando a su organicidad las nuevas demandas sociales: plena vigencia de los Derechos Humanos, preservación del medioambiente y desarrollo Socio Productivo.
  • La Política se renueva si cambian lo nombres, los proyectos. la metodología de trabajo y fundamentalmente la población. No hay nada nuevo en cambiar el N° de Lista, la sigla y el color de la bandera si siguen siendo los mismos dirigentes de siempre haciendo las mismas cosas y de la misma manera.
  • Sentir afecto por el Partido en el que se milita y buscar su engrandencimiento aceptando y corrigiendo sus errores históricos no tiene nada de malo. Por el contrario es una postura sana y constructiva que afianza la Democracia.
Para terminar expreso mi deseo de no volver a escribir sobre la crisis de nuestros espacios políticos. Ojalá pueda escribir siempre sobre la construcción de el Movimiento Nacional y Popular que nos libere del atraso social y nos hermane con Latinoamérica, nuestra Patria Grande.

@VicenteJEspeche